domingo, 6 de junio de 2010

Echando en falta.

Algunos días me levanto con las ganas por el suelo, no quiero ni mirar a nadie a la cara. Me quedo sentada en la cama, quizás esperando que esas personas vengan a saludarme y a darme ese abrazo de buenas mañanas, pero no llegan.
Mi vida ha ido cambiando demasiado, y ultimamente estoy notando el cambio más que nunca. Ya no tengo a aquel chico que parece mi gemelo levantandome el animo o haciendome reír, aquel que me prometía hacerse famoso y sacarme de este agujero, que me iba a llevar lejos de aquí. Aquel al que yo llamo mi primo, al que yo quise y quiero como a nadie. No noto su presencia como antes, no espero sus llamadas, no le espero conectada, ¿Por qué? Porque el ahora no está, ni para mi ni para nadie.
Hacia tres años que no notaba un cambio igual, cuando me dejo mi otro reflejo, mi prima, me abandono en este mundo extraño, me robo la vida en un impulso de locura, me arrancó la felicidad. Pero aprendí a vivir sin ella, aprendí a ser fuerte y a no dejarme llevar por los demás, a pensar en que haría ella y centrarme en mantener mis autenticas raíces, su piel.

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