viernes, 6 de febrero de 2009

Deje caer mis mis parpados, moría de sueño. Pero, cada vez que cerraba los ojos, dispuesta a dormirme... Algo hacia que me despertase. Mi mente estaba alejada de todo, incluso del examen tan difícil que tendría al día siguiente y eso que siempre estoy pensando en el pedazo de cero que me pueden poner por confundir una cosa con otra, que ya me ha pasado más de una vez. Me dí cuenta que ni siquiera un tarro de pastillas me harían dormir, así que cogí el portátil y me eche en la cama en plan pasote total. Abrí el messenger o como dice mi madre "Messinjer", la pobre aún no sabe mucho de Internet, vale, a lo que estábamos. Hay estaba el, conectado, era extraño... "Es tarde, que hará aquí" pensé mientras decidía si hablarle o no. Preferí guardar mi silencio, a lo mejor estaba... No sé, leyendo o quizás viendo una película. Conseguí alejarme de mis pensamientos, que extraño. Oh, que oportuno, ahora que había dejado de pensar en el, empieza a hablarme, por una parte me alegre... Pero por otra, pensaba que era mala idea.

Le conteste, y estuvimos horas y horas hablando. Hasta que se tuvo que ir, a mi no me habría importado seguir hablando, de todas formas no podría conciliar el sueño. Apague el portátil, eche la cabeza en la almohada y metida en mis absurdos pensamientos con el Ipod a todo volumen, de un momento a otro escuche el móvil, no sé como conseguí escucharlo, el Ipod llenaba demasiado mis oídos. Un sms, oh dios... ¿Quién era a las cuatro de la madrugada?. Lo leí y vi que era el, "Te quiero, princesa. Descansa" decía ese absurdo sms. No sabia si contestarle o no... Pero un estúpido impulso me hizo contestarle. "Yo también te quiero, buenas noches idiota" le conteste. No sé como pero me quede dormida al poco tiempo. A la mañana siguiente, no podia con mi cuerpo... Normal, había dormido tres horas como mucho. Mire el móvil, otro sms, de el. "Tu no me quieres de la forma que yo te quiero. Venga pequeña, sueña con los angelotes" me quede bastante pillada después de leer esto. No sabia a que se refería, pero me encantaba.

Después de clases, nada más llegar tire la mochila y encendí el ordenador. ¡Oh dios mio!, ahí estaba el, conectado, mi maldita droga que no puedo pagar. Poco después de ponerme en Conectado me hablo. Si, nunca me ha hablado dos días seguidos, supongo que para el soy la típica chica aburrida que siempre cuenta lo mismo y que es una egocéntrica. Pero no es así, siempre tengo que contar y para ser sincera, no me considero nadie en este mundo. A veces pienso que si las historias no fueran tan mágicas... La vida no tendría sentido.


Me empiezo a dar cuenta de que hay cosas eternas como esta estúpida adicción a ti.