martes, 29 de junio de 2010

Querer creer en uno mismo.

Cuando la soledad te pilla por sorpresa no sabes que hacer, a quien recurrir, no sabes como llenarte, ni si el vacío durara mucho, sientes miedo e intentas volver atrás, pero no hay forma. Hablas con la gente que te comprende, que te quiere, pero aún así no te llena, intentas pasar un día sin pensar en el, pero te vuelves a encerrar en ese pensamiento que se te hace monótono a lo largo del día. Si en vez de confiar en ti durante tanto tiempo, hubiera creído un poco más en mi esto no hubiera pasado, tengo necesidad de acudir a ti corriendo, pero es tarde, demasiado para mí. Tu no estas esperando que yo vuelva corriendo con una sonrisa infantil, ni esperas verme y darme ese beso que me encanta, necesito ese beso, lo necesito como si fuese mi alimento. Cariño, no te pido mucho, solo vuelve y llename mi corazón.
He intentado olvidar de mil formas, entre ellas beber, que no es la solución, solo sé que acabo llorando y hundiéndome en la miseria que un día robó tu amor. Como quisiera volver tiempo atrás, para no cometer ninguna tontería, para arreglar el daño que pude causar, para así todo fuera mejor, pero ahora, ¿ahora qué? es demasiado tarde y no puedo hacerte volver.

Aún así, aunque sé que ya no te importa lo que te escriba o lo que te diga, sabes que te quiero.
My love for you never die, no lo olvides nunca.

sábado, 26 de junio de 2010

Y tus rayadas podrían terminar por destrozar un cuento de hadas. Ya nada es igual, me cuesta olvidar, soy yo el que está mal. No eres tú, quien llora desconsolado y a borrado los recuerdos que me dabas cuando estabas a mi lado. No eres tú, quien está medio tirado en el suelo sin consuelo en un duelo con el ego destrozado. No eres tú, quien tiene pesadillas todos los días y llora en agonías soñando lo que tenía. No eres tú el que falló y ahora cumple condena. No eres tú. nena, el que esta soy yo.

Vivo de tus sonrisas.

Te vas, me abandonas, me dejas con el sabor agrio de tu adios, me enseñas a desconfiar aún más de la gente. Me haces perder la fé en mi misma y ante todo, me enseñas que debí haber aprendido a olvidar antes de llegar a amarte.
La sensacion que recorre mi cuerpo me hace daño, se me clava en el corazón como si fueran espinas, miles de sensaciones amargas en mi cuerpo.
Tengo tanto miedo a no asimilar que te has ido y que no tienes intencion de volver, pero ante todo tengo miedo de no saber enamorarme otra vez, o de desconfiar tanto que no pueda volver a amar, que lágrimas brotan de mis ojos cada vez que pienso que quiero seguir contigo y no perder mi felicidad, porque ahora ya no vivo, ya no llega sangre a mi cabeza ni tengo motivos por lo que sonreir.
Ya no tengo motivos para seguir viviendo, porque el único motivo eras tú.

jueves, 17 de junio de 2010

La magia de este cuento.

Creo que tampoco hace tanto que te conozco, pero siento que te conozco desde pequeña, porque me doy cuenta de que tu me entiendes, sabes tranquilizar y sacar una sonrisa a esta alma.
Me has enseñado millones de cosas, que a lo mejor ahora no me interesan, pero tendrán un gran valor dentro de algún tiempo, no sé si unos días, unos meses o unos años, pero sé que lo tendrán. Me siento afortunada de tenerte aquí y de saber que jamás me has fallado, has sido el único que ha perdurado aquí, sobreviviendo a los huracanes, con la positividad en el cuerpo, pensando que la calma llegaría tarde o temprano y ya casi está, casi la tienes pegada a tu cara y yo casi la tengo pegada a la mía, la siento respirar y oigo su corazón latir lentamente. Me llena, esa es la expresión, me llena completamente mi ser de felicidad, me hace sonreír y me hace pensar en positivo. Tengo ganas de estar contigo, todo el día, toda la noche, toda la vida, porque solo tú sabes tranquilizar la fiera que llevo dentro, solo tú sabes como hacer sonreír a esta tonta.

A lo mejor es estúpido decir esto pero, hoy cuando más te he necesitado has aparecido por mi día iluminándome la cara y haciendo que este día realmente tenga sentido. Te quiero y te agradezco todo esto que haces por mí.

viernes, 11 de junio de 2010


Por fin habían reunido el valor suficiente, de alejarse de sus familias para formar ellos otra, una que les cambiaría la forma de pensar. Estaban orgullosos de poder decir que compartian el mismo techo.
De buena mañana, temprano, demasiado para ella, que le encantaba dormir, ella estaba despierta, pensativa mirando la habitación. Sonreía y se enamoraba poco a poco de su decisión.
El echo de compartir cama, café y aceptar las manías le encantaba, pero... Le aterraba la idea de que poco después de esta decisión se acabara la pasión, pero no tenía miedo, siempre había confiado en sí misma y en él.
Se levantó de la cama lentamente, esperando a que el se despertara y así lo hizo, despertó y la miró.
- ¿Dónde vas? Ya no tienes que volver a tu casa, ¿recuerdas? - Tras esto sonríe y se siente orgulloso de su comentario.
Ella se acerca a él y se agacha, aproxima su cara a la de él y sonríe. Le besa ligeramente los labios y se aleja de él, andando con clase, como si bailara. Él sonríe y ama cada milímetro de su piel.
Promesas, promesas y más promesas, pero siempre son las mismas. Le conoces, te enamoras, te promete miles de cosas y luego ¿Para qué? Para nada.
Millones de veces me han prometido el cielo, que llegaría a él, que me harían volar hasta Nunca Jamás, más allá de las nubes. Me quede esperando a que me llevaran hasta allí, nunca conocí el cielo si no era desde el suelo.
Y parece mentira, que a estas alturas de mi vida aún sueñe con volar, como si tuviera alas, ser un ángel y sentirme superior, ver el mundo en miniatura como si de un sueño se tratara, pero me debo centrar en la realidad, nunca volaré y nunca nadie lo hará.

domingo, 6 de junio de 2010

Echando en falta.

Algunos días me levanto con las ganas por el suelo, no quiero ni mirar a nadie a la cara. Me quedo sentada en la cama, quizás esperando que esas personas vengan a saludarme y a darme ese abrazo de buenas mañanas, pero no llegan.
Mi vida ha ido cambiando demasiado, y ultimamente estoy notando el cambio más que nunca. Ya no tengo a aquel chico que parece mi gemelo levantandome el animo o haciendome reír, aquel que me prometía hacerse famoso y sacarme de este agujero, que me iba a llevar lejos de aquí. Aquel al que yo llamo mi primo, al que yo quise y quiero como a nadie. No noto su presencia como antes, no espero sus llamadas, no le espero conectada, ¿Por qué? Porque el ahora no está, ni para mi ni para nadie.
Hacia tres años que no notaba un cambio igual, cuando me dejo mi otro reflejo, mi prima, me abandono en este mundo extraño, me robo la vida en un impulso de locura, me arrancó la felicidad. Pero aprendí a vivir sin ella, aprendí a ser fuerte y a no dejarme llevar por los demás, a pensar en que haría ella y centrarme en mantener mis autenticas raíces, su piel.