viernes, 11 de junio de 2010

Promesas, promesas y más promesas, pero siempre son las mismas. Le conoces, te enamoras, te promete miles de cosas y luego ¿Para qué? Para nada.
Millones de veces me han prometido el cielo, que llegaría a él, que me harían volar hasta Nunca Jamás, más allá de las nubes. Me quede esperando a que me llevaran hasta allí, nunca conocí el cielo si no era desde el suelo.
Y parece mentira, que a estas alturas de mi vida aún sueñe con volar, como si tuviera alas, ser un ángel y sentirme superior, ver el mundo en miniatura como si de un sueño se tratara, pero me debo centrar en la realidad, nunca volaré y nunca nadie lo hará.

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