jueves, 5 de noviembre de 2009


Podría alegrarme de que me digas Adiós, pero no es así. Desde fuera todo se ve de una forma superficial, no hay sentimientos ni lágrimas propias, pero desde dentro existe un dolor demasiado grande, unas lágrimas llenas de dolor y unas cuerdas vocales incapaces de pronunciar un Vuelve conmigo.
Nadie está en mi piel ni en la tuya, nadie sabe lo que se siente, bueno... Al menos lo que siento yo, nadie puede decir no merece la pena porque realmente no sabe lo que ha ocurrido.
Es difícil de comprender, aunque sea un problema sencillo y de fácil solución, pero ahora estamos atados por diez mil cadenas que nos hacen prepotentes y superficiales. Tus gritos son punzadas, tus ojos un camino hacia la libertad, tus labios uno de mis grandes deseos, tus manos son perfectas para recorrer mi cuerpo en noches frías y sin embargo, no hacemos nada para que sigan siendo lo que son. Puedo devolverte tu corazón intacto, pero... ¿Me devolverias el mio sin un rasguño? Está claro que no, me haces llorar y patalear y aún así te quiero como a nadie. Por una vez en tu vida, ¿puedes pensar más en NOSOTROS en vez de en tí?
Solo te pido por favor que pienses bien las cosas, no debes hacerlo a la ligera. Piensa...
¿Cuanto he arriesgado por tí?
¿Cuantas lágrimas he derramado?
¿Cuantas noches en vela he pasado?
¿Cuantas veces te he dicho sin una palabra TE QUIERO?
Podría decirte que ni yo lo sé, es difícil de contestar a esas preguntas. Me interesa más que pienses que Te Quiero y nunca me ha importado la gente, pero... Me lo haces tan difícil. No estoy pasando por buenos momentos, todo se me acumula y encima ahora esto. Yo no aguanto así.
No me digas que se ha acabado, por favor.

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