martes, 6 de julio de 2010

Silencio.

Sentada en la cama, con el brazo apollado en la ventana, miraba a su habitación y nada le recordaba lo que era antes de enamorarse. En cada rincón había un recuerdo de su amado, porque aunque él no hubiera pisado nunca su casa, todo lo que hacía en ella lo hacía enamorada de él, pensando en él. Era todo recuerdos, su habitación estaba llena de momentos que quiso vivir y no pudo.
Daba intensas caladas a su cigarrillo mientras pedía un deseo, pues era el ultimo del paquete y se supone que puedes pedir un deseo. Miraba la habitación pensando en su deseo y se le empañaban los ojos. ¿De qué sirve desear si sabes que no se va a cumplir? Miraba a las estrellas y se daba cuenta de que quizá era un error pedir ese deseo, pero el único deseo que tenía era ese.
Suspiraba y se daba cuenta de que él no está y que no servía de nada seguir así, pero es algo que no puedes evitar sentir.


[Información sobre el cigarrillo del Deseo: Al abrir un paquete de cigarrillos tienes que darle la vuelta a él de en medio, pensando tu deseo. Al acabar el paquete debes fumártelo, TÚ y SOLO TÚ, pensando en ese deseo. No vale tirarlo a medias, tienes que llegar al final]

1 comentario:

  1. Lindo post, me gusta como escribes, andaremos por aki mas seguido y mas tiempo en el dia =D

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