sábado, 8 de mayo de 2010

Que el miedo que se apodera de mi cuerpo crece y crece, el malestar se apodera de mi piel, la sensación de fatiga me viene a cada segundo.
¿Cuánto tardará en llegar? ¿Volverá envuelto en rabia? ¿Y sí se le va la mano otra vez? ¿Qué hago? Miles de preguntas azotaban mi mente, no sé que espero, sentada en el sillon, esperando a una persona cruel. Esa persona que había sido dulce, que me había demostrado que me quería demostró odio en su piel y me pegó, todo por hacer lo que el corazón me pedía, todo por haber amado a mi novio y no a él.
Suenan unas llaves, ya está en casa, podría haberme ido en vez de sentarme en su sillón o haber vuelto cuando mi tía estubiera en casa. El entra y me mira, con una sonrisa que demostraba millones de cosas, esa sonrisa que me encantaba y me dejaba atontada. Se acerca y me besa la mejilla y me revuelve el pelo mientras yo sonrio y lucho porque no me despeine.
Entonces me doy cuenta de que solo se le podía haber ido la mano una vez, porque soy tonta y a veces yo tambien me paso con el.

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